En su establecimiento de Hohenlimburg, un barrio de la ciudad alemana de Hagen, la cadena de supermercados REWE apuesta por un concepto de iluminación hasta ahora utilizado más bien en otros ámbitos minoristas, tales como el sector de la moda. Se basa en prescindir por completo de la iluminación general, por ejemplo en los pasillos, mientras se realzan mediante iluminación acentuada los productos, las zonas de caja y los expositores.
De este modo se crea una experiencia luminosa más dramática, inusual en el contexto de una compra en el supermercado. «También los clientes necesitan un tiempo de habituación», revela Christoph Bodewig, propietario del supermercado REWE, al cabo de unos meses de actividad. La segunda sucursal de Bodewig en Hagen-Elsey, iluminada por lámparas fluorescentes convencionales, se presta a la comparación directa. «Todo lo contrario: ahora, los clientes entran en el local de Elsey y comentan que hay demasiada luz».
Así que pronto se comprobó que no se requerían niveles de potencia elevados para situar los productos en el centro de la atención. Los proyectores Opton montados en los raíles electrificados suspendidos están equipados con LEDs con una potencia de tan solo 24 vatios. A su vez, la tecnología de lentes Spherolit patentada de la fábrica de luz de Lüdenscheid convence por sus múltiples ventajas. Por un lado, pueden sustituirse las lentes para utilizar hasta cinco distribuciones luminosas distintas. Esta flexibilidad es importante sobre todo en zonas de los supermercados en las que los expositores cambian. Otro aspecto lo constituyen los conos de luz de bordes nítidos de la iluminación LED, que permiten realzar selectivamente productos en el contexto de la oferta global sin que la luz dispersa perjudique a la experiencia visual.