Se dice que los cisnes negros son infrecuentes. Desde hace poco, en Pekín ya no lo son, si bien allí estén realizados a base de azúcar: la recientemente inaugurada confitería «Black Swan» ofrece productos de pastelería de la máxima calidad. Se presentan en un interior inspirado en un paisaje invernal nevado, bajo una iluminación rica en contrastes mediante proyectores Optec de ERCO.
Es sabido que existen diferencias entre las gastronomías de Europa y de Asia. Esto se refleja también en el sutil arte de la confitería. En Asia, las ornamentaciones esmeradas revisten especial importancia: a diferencia de lo que ocurre en Europa, un invitado a una celebración ofrecería una tarta decorada comprada, en lugar de una casera y tal vez no del todo perfecta formalmente. Las tartas de la confitería pekinesa Black Swan presentan un aspecto imponente. Haciendo honor a su nombre, los dulces manjares se decoran con cisnes glaseados, entre otros elementos. Sus contornos de filigrana se muestran enérgicos, como si procedieran de la pluma de un calígrafo.