Para la documentación del museo Louvre-Lens, ERCO colaboró por primera vez con el fotógrafo Iwan Baan. Sus reportajes sobre arquitectura, que sitúan a la persona en el primer plano, le convirtieron en la estrella emergente de la fotografía arquitectónica internacional. Están en línea con una actitud que se viene cultivando desde siempre en la «fábrica de luz». Dirigimos una mirada retrospectiva al desarrollo de este lenguaje gráfico, y a su influencia en nuestra narrativa futura.
Arquitectura de vanguardia y arte verdadero: se convierten en escenario para personas absolutamente normales que se apropian espontáneamente de los espacios. Así es como el fotógrafo arquitectónico Iwan Baan ve el nuevo Louvre Lens, diseñado por SANAA Architects, a la luz de ERCO. Su lenguaje fotográfico narrativo se aparta de los paradigmas de la fotografía arquitectónica clásica establecidos durante la segunda mitad del siglo XX. Marcada por modelos a seguir como Julius Shulman o Ezra Stoller, la fotografía arquitectónica era, por lo general, geométrica, a menudo simétrica, con gran angular amplio y con una perspectiva rigurosa y esmeradamente corregida para eliminar distorsiones. En consecuencia abstraía, estilizaba y creaba así distancia entre la obra y el observador. El ser humano era a lo sumo un accesorio decorativo, un usuario no emancipado o incluso un intérprete de la arquitectura. En cuanto a la técnica, la cámara de gran formato sobre trípode pesado constituía el dogma.