La iluminación de tiendas debe satisfacer múltiples requisitos: en cada proyecto, los proyectistas se enfrentan al reto de conciliar en un único concepto de iluminación la escenificación de los productos, objetivos económicos, condiciones marco organizativas y las directrices de diseño de cada marca. El ámbito de estas tareas va mucho más allá de iluminar artículos sobre mesas y estanterías. Empieza en la fachada con la iluminación de la entrada y de los escaparates, pasa por la superficie de ventas hasta los probadores y llega hasta la zona de cajas como colofón de la compra.
Para no evaluar la calidad de la iluminación conforme a criterios exclusivamente cuantitativos tales como la iluminancia, resulta útil un modelo teórico basado en las funciones de la iluminación: ¿debe una zona recibir a los clientes, comunicar un mensaje de marca, presentar productos, invitar a quedarse o informar?
Es aconsejable que, al principio de cada proyecto de iluminación, los proyectistas se planteen las siguientes tres preguntas para cada uno de los ámbitos funcionales requeridos: