Década de 1970
La tecnología y la sociedad determinan la manera en que trabajamos y, por ende, la evolución de la oficina. El trabajo intelectual actual plantea hoy en día requisitos de iluminación distintos al trabajo de hace 50 años, donde predominaba el papel. También por aquel entonces, en el centro del diseño de iluminación se situaba la persona, con su percepción y sus necesidades visuales. En las oficinas de los años 70, se trataba principalmente de tareas visuales horizontales. Las prácticas de iluminación tradicionales de aquella época, tales como la iluminación de gran superficie más allá del escritorio, característica de las lámparas fluorescentes, rara vez se corresponden hoy en día con las tareas visuales del trabajo de escritorio actual.
Década de 1990
La irrupción del ordenador comportó el cambio de una tarea visual horizontal a una vertical, en algunos casos todavía con separación espacial en un puesto de trabajo. A fin de lograr un confort visual adecuado ante los primeros monitores con pantallas altamente reflectantes y relaciones de contraste pobres, se utilizaban luminarias de haz profundo. Sin embargo, esto se tradujo en techos y zonas de la pared oscuros. La percepción espacial se deterioró.
En la actualidad
El equipamiento y el diseño de los puestos de trabajo en oficinas modernas está orientado actualmente al trabajo ergonómico ante el ordenador. En el centro se sitúa el monitor como tarea visual vertical. En la mayoría de puestos de trabajo, el trabajo con papel se limita a la redacción de notas manuscritas. En este contexto, una iluminación básica zonificada horizontal garantiza una luz uniforme para el puesto de trabajo de oficina, pero ya no tiene la función de hacer visibles pequeños detalles en una superficie extensa.
La luz adecuada para trabajar ante el ordenador
Para una gran parte de los trabajos asistidos por ordenador, el monitor retroiluminado constituye la fuente de luz primaria. En este caso apenas existe ya necesidad de una iluminación básica horizontal con iluminancias medias de 500lx. Las iluminancias localmente mayores, por ejemplo para adaptar la luminosidad a la agudeza visual individual, pueden lograrse de forma mucho más eficiente mediante luminarias locales de puestos de trabajo. Para la percepción de la luminosidad es esencial que las superficies verticales sigan estando iluminadas y que los techos sean claros. Así pues, el bañado de paredes y del techo es un componente clave de la iluminación zonificada de puestos de trabajo de oficina.