Debido a la dispersión difusa de la luz, las superficies luminosas generan una luz suave en el espacio. Por el contrario, la iluminación mediante luz dirigida permite realzar formas, materiales y texturas de manera más plástica y con sombras duras. La iluminación mediante conos de luz nítidamente delimitados permite definir zonas para la estructuración del espacio o como punto de atracción visual.
La cortina y los muebles luminosos actúan como elementos luminosos. La luz que incide a través de la cortina evoca la asociación de luz natural que resplandece a través de la fachada, dando lugar a una sensación natural en la sala. Para la iluminación se utilizan luminarias empotrables en el techo. En contraste con las superficies luminosas, en las cuales se ilumina directamente la zona situada frente a la superficie luminosa, la iluminación mediante reflectores permite dirigir la luz hacia los objetos desde la distancia.