¿Qué mantiene cohesionadas a nuestras sociedades, les permite funcionar y las hace viables? Lo hacen en buena medida los edificios comunitarios, en los que las personas se mueven, se congregan e interactúan como visitantes, ciudadanos o políticos. Edificios de la administración pública, centros educativos, teatros, centros de congresos, estaciones y aeropuertos: su arquitectura, su equipamiento y su estado reflejan las aspiraciones y la realidad de una sociedad. Crear algo nuevo o mantener lo ya existente en este ámbito supone, para proyectistas y diseñadores, una oportunidad y al mismo tiempo una responsabilidad. El esmero y la calidad en todas las dimensiones de la planificación son determinantes. A su vez, la luz asume mucho más que tareas funcionales, ya que también establece el carácter y la carga simbólica representativa de los edificios públicos.